FRUTA MALDITA, DIMINUTA, ¿CUÁNDO RETORNA AL CORAZÓN?

Mención Honrosa

El vecino persiste en mantener viva la planta que invade nuestra casa. Cuando fuimos a reclamar, levantó un machete oxidado y nos amenazó. Con la caída de la mala fruta que daba el manzano, aparecieron las hormigas. Estaban en el arroz, las ollas, la ropa. Desesperadas, usamos miles de venenos, ninguno efectivo. Pasado el tiempo aprendimos a vivir con las invasiones. Las hormigas flotaban en el té. Mamá, delgada como un alambre, le agregaba varias cucharadas de azúcar. Yo lo tomaba amargo, masticando entre sorbo y sorbo.

Gianella Montero, 19 años
Buenos Aires

Ilustración: María Elina Mendez.