CRISANTEMOS

Primer Lugar

Cuando bajé del 111, te vi armando un cigarrillo parada en la vereda. Caminé un poco más y pude ver el filtro blanco que te colgaba de la boca, el movimiento suave de las yemas de tus dedos. Me pareció que tenías la frente urgente de mamá, hasta que levantaste la vista. La visión se esfumó. Te saludé con la mano y, entonces, fui yo la que te recordó a mamá. Su gesto firme, su andar de señora. Compramos flores en el puesto. Qué forma extraña de aparecerse tienen los muertos en el día de su cumpleaños.

Aldana Dall Oro, 38 años, Recoleta.

Ilustración: María Luque